Centrada en el personaje del mismo nombre, un atractivo aristócrata que regresa a su natal Londres tras pasar la adolescencia aislado en el campo. Abrumado por la vida nocturna londinense, Dorian se sumerge en ella de la mano de Lord Henry Wottom, quien le muestra los lugares más recónditos y peculiares de la capital inglesa. El joven pronto comienza a obsesionarse con alcanzar la eterna juventud.
Su retrato pintado por Basil Hallward se convertirá en un recordatorio palpable de sus graves faltas con el paso del tiempo. A diferencia del resto de los mortales, el apuesto Dorian permanece inalterable al sucederse los años y es el retrato en cambio, el que envejece y asume su degradación física y moral.
Su retrato pintado por Basil Hallward se convertirá en un recordatorio palpable de sus graves faltas con el paso del tiempo. A diferencia del resto de los mortales, el apuesto Dorian permanece inalterable al sucederse los años y es el retrato en cambio, el que envejece y asume su degradación física y moral.