Silvia Fonseca
Es difícil estereotipar al mexicano, ya que hay una basta variedad de hombres y mujeres que no tienen nada en común, sería un error clarificarlo como indígena, pues a pesar de que son los aborígenes, muchos de nosotros somos racistas y nos avergonzamos.
Alguna vez tomé un curso de literatura y política argentina, donde el profesor cansado de esperar a la totalidad de los asistentes dijo: “che, menuda característica esa de llegar siempre tarde”, así somos la mayoría, eso nos identifica, al contrario de los chinos, los argentinos y los japoneses, que son muy puntuales, llegamos retrasados unos “minutos”, ya sea por quedarnos dormidos, terminando de ver el final de algún programa, por que no pasó el camión, para lo cual utilizamos los pretextos, existen de todo tipo: “me pico un mosquito y me hizo alegría al papel y a la pluma”, “Zedillo se llevo todo y no dejo ni una toalla”, “había mucho trafico”, “se nos poncho la llanta”, para todo tipo de ocasión.
Siempre copiamos algún modelo extranjero, lo cual sólo nos aleja del ser verdaderamente mexicanos, pues ir adaptando tradiciones y costumbres externas es extranjerizarnos, volvernos parte de lo ajeno y despedirnos de lo que deberíamos ser, aquí la dificultad para definirnos. Quizás suene lógico dictaminar que no existe realmente un estereotipo de mexicano, pero, aunque hasta este momento no hayamos localizado alguno en concreto, es necesario continuar con la búsqueda.
Pero a pesar de todo esto, yo siento verdadero fervor cuando suena el himno nacional, por que aunque muchos nos sintamos alejados de nuestro país, nos sentimos orgullosos cuando en las olimpiadas “ganamos” una medalla de oro y de repente suena el himno, la sangre hierve.
También está el caso de la selección nacional, que tiene a muchos de los hombres cansados y enfadados de ver como pierden cada que hay un enfrentamiento con el balón, pero cuando hay partido están puntualmente pegados a la televisión vociferando y creyéndose el director técnico.
Por ello, me atrevo a responder la cuestión planteada inicialmente, sí, hay una identidad nacional, indescifrable e imposible de encasillar, pero todos en algún momento sentimos amor a nuestra patria.
Alguna vez tomé un curso de literatura y política argentina, donde el profesor cansado de esperar a la totalidad de los asistentes dijo: “che, menuda característica esa de llegar siempre tarde”, así somos la mayoría, eso nos identifica, al contrario de los chinos, los argentinos y los japoneses, que son muy puntuales, llegamos retrasados unos “minutos”, ya sea por quedarnos dormidos, terminando de ver el final de algún programa, por que no pasó el camión, para lo cual utilizamos los pretextos, existen de todo tipo: “me pico un mosquito y me hizo alegría al papel y a la pluma”, “Zedillo se llevo todo y no dejo ni una toalla”, “había mucho trafico”, “se nos poncho la llanta”, para todo tipo de ocasión.
Siempre copiamos algún modelo extranjero, lo cual sólo nos aleja del ser verdaderamente mexicanos, pues ir adaptando tradiciones y costumbres externas es extranjerizarnos, volvernos parte de lo ajeno y despedirnos de lo que deberíamos ser, aquí la dificultad para definirnos. Quizás suene lógico dictaminar que no existe realmente un estereotipo de mexicano, pero, aunque hasta este momento no hayamos localizado alguno en concreto, es necesario continuar con la búsqueda.
Pero a pesar de todo esto, yo siento verdadero fervor cuando suena el himno nacional, por que aunque muchos nos sintamos alejados de nuestro país, nos sentimos orgullosos cuando en las olimpiadas “ganamos” una medalla de oro y de repente suena el himno, la sangre hierve.
También está el caso de la selección nacional, que tiene a muchos de los hombres cansados y enfadados de ver como pierden cada que hay un enfrentamiento con el balón, pero cuando hay partido están puntualmente pegados a la televisión vociferando y creyéndose el director técnico.
Por ello, me atrevo a responder la cuestión planteada inicialmente, sí, hay una identidad nacional, indescifrable e imposible de encasillar, pero todos en algún momento sentimos amor a nuestra patria.
Agradezco para empezar la dedicación de este tema tuyo en el espacio del internet. Tu pregunta es la misma que tengo el dia de hoy después de una reunión en un bar alemán donde lo más valioso es quien conoce su cultura y su comida? sabes son puras pendejadas, la comida sabe a madres y no quisiera ni pensar en un país donde hace tanto frió pero es un tanto de aristocracia actual hablas de temas como éste. Pero es imposible que hablemos de nuestro México de este modo mientras sigamos sin poner el ejemplo cada uno de nosotros en el hecho de hacer mejor cada cosa que nos propongamos y no porque dios nos recompensara sino porque es lo que la sociedad demanda.
ResponderEliminarSaludos y tengamos patria chingada madre