Por Antonio Enciso
Una de las pocas actividades prehispánicas que sobreviven en nuestro Estado es el carnaval indígena que se celebra en Suchitlán, municipio de Comala, en el mes de febrero. Tiene como elemento representativo a la cuadrilla de Paspaques, palabra que proviene de la variante local del náhuatl papaquiliztli que significa alegría, júbilo. La misión de los Paspaques es alegrar el carnaval con sus juegos.
La piel verde que cubre la tierra en primavera motiva esta fiesta en la que se involucran quienes quedaron satisfechos con la cosecha y celebran la llegada de la primavera, el renacimiento de la naturaleza.
El martes de carnaval se celebra con dos ceremonias, la primera es el baño ritual, que se lleva a cabo en una pila ubicada en el atrio de la iglesia, donde las mujeres visten con su mejor joloton (huipil). Este rito es de profundo significado dentro del ceremonial de la fiesta, donde es indispensable la participación de un torito que corretea y trata de cornear a los espectadores y cuadrilla.
La segunda ceremonia se realiza en casa del Prioste, se hace el ofrecimiento del canto al enroso, entonando el canto de Paspaques y haciendo un ofrecimiento a diferentes deidades. Mientras esto sucede, la esposa del Prioste pinta la cara de los presentes con pinole y distribuye rosarios de zuales, elaborados con pinole y piloncillo, amasados y envueltos con hojas de maíz y adornados con hojas de naranja agria. Finalmente, todos degustan de guisos de la región.
Una de las pocas actividades prehispánicas que sobreviven en nuestro Estado es el carnaval indígena que se celebra en Suchitlán, municipio de Comala, en el mes de febrero. Tiene como elemento representativo a la cuadrilla de Paspaques, palabra que proviene de la variante local del náhuatl papaquiliztli que significa alegría, júbilo. La misión de los Paspaques es alegrar el carnaval con sus juegos.
La piel verde que cubre la tierra en primavera motiva esta fiesta en la que se involucran quienes quedaron satisfechos con la cosecha y celebran la llegada de la primavera, el renacimiento de la naturaleza.
El martes de carnaval se celebra con dos ceremonias, la primera es el baño ritual, que se lleva a cabo en una pila ubicada en el atrio de la iglesia, donde las mujeres visten con su mejor joloton (huipil). Este rito es de profundo significado dentro del ceremonial de la fiesta, donde es indispensable la participación de un torito que corretea y trata de cornear a los espectadores y cuadrilla.
La segunda ceremonia se realiza en casa del Prioste, se hace el ofrecimiento del canto al enroso, entonando el canto de Paspaques y haciendo un ofrecimiento a diferentes deidades. Mientras esto sucede, la esposa del Prioste pinta la cara de los presentes con pinole y distribuye rosarios de zuales, elaborados con pinole y piloncillo, amasados y envueltos con hojas de maíz y adornados con hojas de naranja agria. Finalmente, todos degustan de guisos de la región.
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